Bien podrías confundir cualquiera de sus cuadros, pero la realidad es que Hilma af Klint es la mujer a la que Kandinsky le debe su carrera.
Olvidada por la historia del arte, así como muchas de las mujeres artistas, pero paradójicamente reconocida por los especialistas como la gran pionera del arte abstracto, Hilma af Klint es uno de los grandes tesoros de la abstracción que plasmó en su obra toda una carga ideológica y filosófica.
Primordial Chaos No. 16, 1906-1907. / Foto: Wikimedia Commons. Repleta de secretos, códigos y una imperante celosía, la obra de Klint fue expuesta pocas veces durante su vida. Se trataba de una decisión personal, en la que la artista sueca prefirió guardarse su propuesta por la simple presunción de que la humanidad no estaba lista para el mensaje que debía transmitir.
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Lee más:Será esta secrecía lo que hizo que Klint no destacara en demasía en su momento (y en la actualidad), pero su talento es innegable. Su formación artística comenzó cuando entró a la Academia de Bellas Artes de Estocolmo. Poco tiempo después fue admitida en la Academia Real de Bellas Artes, donde se especializó en la pintura de retratos, paisajes y estudios botánicos.
The Swan No. 17, 1915. / Foto: WikiArt. Si bien Klint destacó en la creación de este tipo de obras de arte —tanto así que representan dos décadas enteras de su carrera y por mucho tiempo pudo vivir de ello—, su pasión la encontró en el arte abstracto, mismo que comenzó a pintar hacia 1906, años antes de que Kandinsky, Mondrian o Klee hicieran lo propio.
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Lee más:The dove No. 12, 1915. Aquello que la guió cada vez más al campo de la abstracción fue su interés en el espiritismo que se encontraba en boga e inspiró otro tipo de creaciones como la escritura automática, por ejemplo. Junto con otras cuatro mujeres artistas, formaron el grupo «de Fem» —”las Cinco”, en español—. Ellas mantendrían sesiones que las pondrían en contacto con guías espirituales. Uno de ellos, Amaliel, le encargó que preparara un mensaje artístico para la humanidad, así que dedicó prácticamente todo el año de 1906 creando 193 piezas que transmitían tal mensaje. En una época en la que el espiritismo se encontraba en el linde de la ciencia, la aproximación de Klint resultaba en un deje de intelectualismo, mismo que ella no previó que con el paso del tiempo se perdería puesto que todo lo asociado al espiritismo que imperó al final del siglo XIX y comienzos del XX sería visto como una pseudociencia o peor aún, como un gran fraude. Sin embargo, cabe considerar lo que Müller Westermann, curadora del Moderna Musset, explica:
«Debes entender que esta era la época en la que las ciencias naturales iban más allá de lo visible: Heinrich Hertz descubrió las ondas electromagnéticas [1886], Wilhelm Röntgen inventó los rayos x ]1895]». Admite en The Guardian.
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Lee más:Klint hizo lo propio en su arte, intentó visibilizar aquello que no era totalmente visible para la humanidad. A través de cientos de obras, muchas de ellas de gran formato, Klint representó mediante colores, formas, simetría, así como letras y símbolos algunos conceptos que formarían no sólo un postulado estético, también filosófico.
Algunos de sus símbolos pueden descifrarse a través de sus notas, del mismo modo los especialistas han reconocido cómo usa ciertos colores para representar a los hombres y las mujeres —amarillo y azul, respectivamente— o que las espirales representan la evolución, mientras que las formas en «U» refieren al mundo espiritual.
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Lee más:Dado su decisión de ocultar su obra y su mensaje hasta dos décadas después de su muerte, el significado detrás de su trabajo artístico hoy es casi desconocido. A la fecha, los historiadores del arte sospechan que pudo haber sido una decisión totalmente intencional, que deja en manos de cada espectador resolver e imprimir significado a su mensaje.
The Guardian, que serían expuestas por primera vez en 1986 en una exhibición en Los Angeles llamada The Spiritual Art. Esta exposición traería a Hilma af Klint de nuevo al panorama del arte, otorgándole su lugar más que merecido como la gran iniciadora del arte abstracto.
Al final de su vida, la artista acumuló hasta mil 500 piezas abstractas y espirituales además de 100 textos y 26 mil páginas de notas, segúnMira el video que el Museo Guggenheim ha realizado para la exposición Hilma af Klint: Paintings for the Future:
En portada: Autorretrato, s.f.