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Estos inventos fueron idea de mujeres y probablemente no lo sabías


Estos inventos fueron idea de mujeres y probablemente no lo sabías

El periscopio, el libro electrónico o el lavavajillas son solo algunos de los aparatos que hoy usamos y que fueron diseñados por mujeres, aunque la historia no les haya reconocido por ello.

Primer libro electrónico

Algunos revolucionaron la sociedad y otros, simplemente, mejoraron la vida de muchas personas; hay una larga lista de inventos que fueron creados por mujeres de las que poco o nada se sabe. ¿Quién inventó el periscopio?, ¿y el pañal desechable? Recogemos algunos de ellos y descubrimos a sus creadoras.

El periscopio

Patente del periscopio de Sarah Mather.

El 16 de abril de 1845, la desconocida Sarah Mather inventó “un tubo con una lámpara unida a un extremo del mismo que puede ser hundido en el agua para iluminar objetos y un telescopio para verlos objetos y hacer exámenes bajo el agua”. El artilugio posibilitó a los buques de navegación marítima inspeccionar las profundidades del océano o saber a qué distancia y posición se encontraban determinados elementos sin que el observador fuera visto. Luego, en épocas de guerra, se utilizó para detectar el movimiento subacuático de los barcos.

El libro electrónico

Ángela Ruiz Robles con su libro electrónico

Maestra, pedagoga e inventora española, Ángela Ruiz Robles tuvo una vocación innovadora e inconformista relacionada con el ámbito educativo, lo que la llevó a escribir 16 libros sobre ortografía, taquigrafía, mecanografía, gramática, historia y geografía. En dos de ellos describió un sistema taquigráfico con el que escribir y traducir más rápidamente gracias a una máquina con signos, pero no fue hasta 1949 cuando registró su primera patente con el título de ‘procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros’. El considerado como primer libro electrónico contaba con pulsadores, bobinas y luces que contribuían a una mayor comodidad y predisposición al aprendizaje de los estudiantes.

El lavavajillas 

Josephine Cochrane y el lavavajillas.

A finales del siglo XIX, Josephine Cochrane, harta de que su vajilla se rompiera por lavarla a mano y gracias a sus conocimientos de mecánica e ingeniería, diseñó el primer prototipo del lavaplatos. Para ello, esta empresaria estadounidense original de Ohio, utilizó una caldera de cobre de la que salía agua caliente con jabón y dos bandejas metálicas para poner los platos y cubiertos. Los cajones se insertaban en una rueda que giraba al accionar un motor y, de esta manera, la cubertería sucia se limpiaba sin necesidad de usar el estropajo. Con el objetivo de difundir comercialmente el aparato, ella misma se encargaba de visitar a los posibles clientes y de redactar la publicidad para mandarla a los periódicos.

El ‘tippex’

Bette Nesmith y el tippex

Bette Nesmith Graham era una secretaria que intentaba ocultar sus errores como mecanógrafa a mitad del siglo XX. Por eso, en 1956 inventó lo que ella llamó el ‘Mistake Out’ (errores fuera), una mezcla de agua y pintura blanca que fue perfeccionando hasta patentar el líquido corrector en 1958. La marca IBM rechazó comercializarlo pero, veinte años después, Gillette compró su empresa por 47,5 millones de dólares.

Los pañales desechables

Marion Donovan y los pañales desechables.

Reconocida mundialmente como la madre del pañal desechable, Marion Donovan revolucionó la vida doméstica de miles de familias con la creación de una cubierta para pañal que permitía mantener al bebé seco. Esta arquitecta de la Universidad de Yale llamó a su invento ‘Boater’; a diferencia de otros, estaba hecho con una tela que permitía que la piel del menor respirase e incluía botones en vez de imperdibles. Además de los pañales, Donovan patentó otras 20 cosas, entre las que se encuentran la jabonera y el hilo dental.

El limpiaparabrisas

Mary Anderson y la patente del limpiaparabrisas.

En un día de nieve a principios del siglo XX, Mary Anderson, que viajaba en tranvía hasta Nueva York, se fijó en que los conductores tenían que bajarse del coche para poder ver la carretera. A su vuelta, esta promotora inmobiliaria y viticultora estadounidense no dudó en ponerse a inventar algo que pudiera limpiar el cristal desde dentro. Diseñó una palanca que, desde el interior del vehículo, controlaba un brazo equipado con una escobilla de goma. De esta manera surgió uno de los artilugios más prácticos del mundo automovilístico: el limpiaparabrisas. Su ingenio permitió que en 1916 todos los conductores contaran con uno y nunca más tuvieran que bajarse del coche para quitar los restos de nieve.

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