100 años de ilustres señoritas
La Residencia de Estudiantes homenajea con la exposición Mujeres en vanguardia a las habitantes de la Residencia de Señoritas, por donde pasaron a partir de 1915 Maruja Mallo, Marie Curie, Victoria Kent o Zenobia Camprubí. La muestra, organizada por Acción Cultural Española, exhibe archivos, fotos, pinturas y documentos hasta el 27 de marzo.
SAIOA CAMARZANA | 02/12/2015
Alumnas de la Residencia de Señoritas estudiando
Era octubre de 1915 y ellas las protagonistas. Ellas como un todo, como un grupo que cambiaría el rumbo de la cultura en España. Ese fue el año en el que María de Maeztu tomó las riendas de la Residencia de Estudiantes que dejaba el grupo masculino. El edificio de la calle Fortuny se les quedaba pequeño y ellos se trasladaron a la Colina de los Chopos. 30 mujeres, brillantes todas ellas, fueron las primeras en entrar en la Residencia de Señoritas. Así la llamarían a partir de ese momento. Y para siempre. Un lugar por el que pasarían las más destacadas figuras femeninas que se convertirían en aquellas que dieron los primeros pasos hacia la igualdad. De la profesora Maruja Mallo a la científica Marie Curie pasando por la residente Victoria Kent hasta Zenobia Camprubí.
Han pasado ya 100 años de aquel hito y la Residencia rinde homenaje a ese modelo de mujer profesional e independiente con la exposición Mujeres en vanguardia (1915-1936) organizada por Acción Cultural Española. Un mes antes de la concepción de la residencia Alberto Jiménez Fraud, presidente de la Residencia de Estudiantes, auguraba algo en una carta que escribió a José Castillejo: el grupo femenino tendría el mismo camino que al masculino. Y así fue. Gracias, sobre todo, a María de Maeztu, figura clave de la época.
Maruja Mallo con Josefina Carabias, apoyada sobre su óleo Antro de fósiles, Madrid, 1931
La primera sala de la exposición se centra en las actividades, facetas del grupo y las primeras iniciativas llevadas a cabo. Dos obras de Sorolla, pintor que tenía a sus dos hijas en la Residencia de Señoritas estudiando, custodian a las allí presentes; una pintura de Adela Ginés, Matilde Goyri y la orla universitaria de la directora, única mujer en ella, con cantidad de documentos de archivo, de alumnas, de conferencias y de publicaciones de las asociaciones que se crearon entre sus estancias.
Un juego de espejos en el que se aúna tradición y modernidad con la presencia de La Venus del bolchevique de Delhy Tejero y varios bocetos de los trajes regionales de España. Algunas alumnas, que acabaron siendo estudiantes universitarias, llegaron también a ser colaboradoras de la Residencia. Allí lo tenían todo. Era un lugar para el fomento y desarrollo de las habilidades de cada una salpimentado de conciertos, lecturas poéticas y conferencias para el estímulo de sus ya prodigiosas mentes. Muchas de las mujeres que tuvieron algo que decir a la sociedad del siglo XX y a nosotras, las mujeres de hoy, estuvieron allí.
Clase del Instituto Internacional, hacia 1911
Otro de los hitos de la Residencia fue la presencia, por partida doble de Marie Curie. La científica asistió a dar dos conferencias en la Residencia masculina y se alojó con las alumnas, sirviendo de inspiración a todas aquellas jóvenes que estudiaban en el primer laboratorio Foster instalado en la residencia para la formación científica de las mujeres. Pero todo el avance, toda la modernidad, todo lo conseguido por estas pioneras caería en desgracia en el año 1936con el golpe de Estado. Un paréntesis en la vida social y cultural que quedaría marcado por la dimisión de María de Maeztu en septiembre de ese año y su consiguiente exilio. Junto a ella, muchas de esas mujeres vanguardistas tuvieron que abandonar España, otras llevaron a cabo un exilio interno, un proceso de silencio y se tuvieron que retirar de la primera línea cultural española.
Regina Lago sustituyó a Maeztu y tomó la capitanía de una Residencia que en el año 1937 se trasladó a Valencia. Una vez acabó la guerra en los edificios que habían ocupado la Residencia de Señoritas se creó, en 1940, el Colegio Mayor Teresa de Cepeda. Todas aquellas mujeres que se habían formado en un ámbito liberal con la guerra vieron todos sus avances hechos añicos y el retroceso del papel de la mujer en la sociedad fue palpable. Cada una de ellas tuvo un destino diferente, algunas aprovecharon los puentes tendidos con América, otras se quedaron en España. Entre estas últimas la suerte tuvo diferente papel. Algunas fueron inhabilitadas, otras estuvieron en la cárcel. De una manera u otra fueron silenciadas.
Detalle de La verbena, 1927, de Maruja Mallo
Pero lo que no queda en silencio es el legado de todas esas mujeres que alzaron la voz por la igualdad, que elaboraron unos trabajos que las pusieron en la primera línea de la vanguardia cultural española y que podemos ver en las salas que ellas mismas recorrieron hace ahora unos años. Y, a pesar de todo, sus historias sirvieron a otras generaciones para tomar el testigo y recuperar todo aquello que habían conseguido.