Diez arquitectas brillantes que han alcanzado la cima


Las arquitectas Matilde Peralta 8i), María Langarita (c) y Eva Gil...

Las arquitectas Matilde Peralta (i), María Langarita (c) y Eva Gil (d) en la Sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). Foto: XIMENA GARRIGUES & SERGIO MOYA

Arquitectura y amor. Una combinación que puede ser bastante rentable. Curiosamente, ocho de las 10 arquitectas de este reportaje desarrollan o han desarrollado la carrera profesional junto a su pareja. Algo inusual entre colegas de otras disciplinas técnicas. Carme Pinós compartió corazón y proyectos innovadores durante casi 15 años con el reputado arquitecto catalán Enric Miralles. Juntos firmaron construcciones vanguardistas como el Cementerio de Igualada o las instalaciones para Tiro con Arco en la Barcelona olímpica a inicios de los 90.

«Cuando nos separamos sentimentalmente decidí continuar sola en la profesión y abrir mi propio estudio. Sentía confianza en mí misma. Fue una intuición de la que nunca me he arrepentido», afirma. Pero le costó casi una década consolidarse, porque en su trabajo «ser mujer y estar sola no resulta nada fácil».

Hoy en día, Carme vive un momento dulce de reconocimiento internacional. Fuera de nuestro país han sido clave los rascacielos Cube I y II en Guadalajara (México), y la sede de la Viena University of Economics and Business. A pesar de los éxitos logrados, sostiene que «construir ahora en España es un calvario. Cada vez hay más ordenanzas que nos controlan y que, pensadas para vigilar a delincuentes y especuladores, pero que nos limitan al medirnos a los demás por igual. No queda margen para la investigación en lo que a viviendas se refiere».

Por su parte, Enric Miralles incorporó a su vida y a su estudio a BenedettaTagliabue, una joven arquitecta italiana. Durante su relación, Benedetta acometió proyectos de la envergadura del Parlamento de Escocia, en Edimburgo. Ahora viuda (él murió en 2000), es la cabeza visible y pensante de la prestigiosa firma Miralles-Tagliabue (EMBT), con sedes en Barcelona y Shanghái. Ya en solitario fue responsable del Pabellón de España en la Expo de Shanghái 2010. «Actualmente llevamos a cabo dos proyectos muy espirituales que me divierte mucho emprender en paralelo: una iglesia católica en Italia y un templo budista en España».

La arquitecta barcelonesa Victoria Garriga derrochó grandes dosis de imaginación y de creatividad práctica para alzarse en 2012 con el proyecto del Museo Nacional de Afganistán, en Kabul. Garriga y su socio, Toño Foraster (estudio AV62), ya sabían lo que implicaría construir en zona bélica. Anteriormente habían ganado varios concursos para la remodelación de diferentes zonas de Bagdad. «La relación con estos dos países, Irak y Afganistán, cambió mi forma de ver la vida y la profesión. Llegué al primero al final de la guerra», relata Victoria, «y creí que se podía iniciar una labor de revitalización social, cultural y económica de la que el urbanismo formara parte. Pero el conflicto no solo se mantiene activo, sino que, además, se ha extendido. Se sigue creyendo que vivimos en la cara buena del mundo y que mirando hacia otro lado estamos a salvo, pero en realidad los refugiados somos nosotros». Victoria defiende una arquitectura de participación social y alza la voz ante la «situación tan complicada» que atraviesan los arquitectos, tanto en relación a la mera supervivencia económica (la actividad en el sector se ha reducido un 80%) como a la definición de su papel «en esta crisis posburbuja inmobiliaria».

Este porcentaje apuntala el último estudio global (2013) impulsado por el Sindicato de Arquitectos (SArq) sobre las condiciones laborales de este colectivo. Según la encuesta, el 71% está en situación precaria: en paro, contratados ilegalmente o con sueldos inferiores a mileuristas. Solo un 24% consigue ganarse la vida cobrando más de mil euros mensuales. Y si la situación general de los arquitectos es mala, la de sus colegas femeninas resulta aún peor. El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) acaba de crear el Grupo de Trabajo de Arquitectas para avanzar en igualdad de oportunidades. Su presidenta, Elena Sarabia, subraya que «más de la mitad de los estudiantes son mujeres, y apenas representan el 31% de los casi 10.000 colegiados en Madrid». ¿Por qué esta invisibilidad femenina?

Belinda Tato, cofundadora del estudio madrileño Ecosistema Urbano y profesora en Harvard, apunta a que «existe una enorme brecha entre la vida académica y profesional, y a pesar de que las escuelas están repletas de arquitectas con enorme talento, la realidad laboral no lo refleja. En esta profesión más que en otras, la cuestión de género emerge como un hándicap. Este trabajo requiere numerosos sacrificios personales y, a veces, es complicado de gestionar sin el suficiente apoyo familiar y social».

Este objetivo también lo suscribe Nieto y Sobejano Arquitectos, una de las firmas más exitosas y reconocidas a nivel internacional, con estudios en Madrid y Berlín. Su especialidad: crear infraestructuras culturales, como el Museo de la Ciencia en Guanzhou (China), el Arqueológico de Múnich o el mágico Medinat Al-Zahra de Córdoba. Fuensanta Nieto es la más extrovertida del tándem. Conoció a su marido, Enrique Sobejano, en Nueva York cuando ambos ampliaban estudios en la Columbia University. «Siempre hemos trabajado juntos, lo que tal vez ha hecho que las cosas resulten más fáciles», relata ella, «eso sí, nos hemos llevado la tarea a todas partes: a casa, con la familia, de vacaciones… Ahora, con oficinas en dos ciudades europeas e impartiendo clases en universidades distintas, hemos dividido nuestra actividad. Pero los proyectos siguen siendo siempre comunes».

Diseños a cuatro manos que también han incluido la crianza de tres hijos ya mayores: «Maternidad y profesión se compaginan mejor cuando lo haces con gusto y pasión. Es mi caso y sigue por este orden: primero, mis hijos; luego, la arquitectura».

Blanca Lleó recuerda entre risas: «Los funcionarios de las prisiones nos decían, algo preocupados, que aquello ‘¡parecía más un colegio mayor que un penal!'». Retrocedemos a 1985: el entonces director general de Arquitectura del MOPU encargó a tres prometedores arquitectos que investigaran cómo debían ser las nuevas cárceles de la democracia española. Una de estas jóvenes lumbreras era Blanca. El resultado de sus ideas y soluciones fue tan sugestivo que pocos meses después estaba dirigiendo las obras de la cárcel de Jaén, un recinto penitenciario de 25.000 m2 en medio de olivos centenarios. «Este nuevo prototipo de centro representó el paso de las siniestras prisiones antiguas hacia una revolucionaria arquitectura carcelaria orientada a la reinserción social».

Si Foster representa la tradición, la arquitecta gallega Elsa Urquijo juega literalmente con la moda y la vanguardia. Esta discreta y algo esquiva profesional es la responsable directa del diseño de las grandes tiendas de Zara repartidas por el mundo. Es la arquitecta de cabecera de Amancio Ortega, el propietario de Inditex. Desde su estudio en La Coruña, ha proyectado los macro establecimientos de Zara en Nueva York, Zurich, Hong Kong, Madrid Serrano… «Cada proyecto de tienda se adecua a múltiples factores físicos y psicológicos», especifica Urquijo, «pero, al final, siempre se trata de generar una experiencia de compra cómoda, fácil y ordenada». Como era previsible, habla poco del ‘boss’ Ortega. Su único comentario sobre el magnate textil es un diplomático «trabajar para él resulta un gran honor y un continuo aprendizaje». Quizá pocos sepan que Urquijo es igualmente la artífice de los emblemáticos edificios solidarios de la Fundación Amancio Ortega, como por ejemplo el centro benéfico social Padre Rubinos, en La Coruña. Por su exquisita construcción, este espacio ha recibido el prestigioso galardón internacional Wan Healthcare Award 2016.

A Matilde Peralta, arquitecta madrileña, también le resultan sugestivos los textiles. Tanto que confiesa haberse «enganchado a pintar telas y bordarlas para decorar». Eso sí, en sus ratos libres, robándole horas al sueño, porque en horario laboral está remodelando la sala de lectura y zonas circundantes de la Biblioteca del Banco de España.

Quizá esta afición por los telares y el atrezo le venga vía sangre paterna: Paco Peralta, su padre, es un reputado escultor de marionetas. De hecho, el primer proyecto importante de Matilde en solitario (antes estaba ligada al estudio Mansilla y Tuñón) fue transformar el antiguo mercado de Abastos de Navalmoral de la Mata en un teatro futurista.

La condescendencia con la que muchos constructores tratan a las arquitectas por su simple condición femenina es algo que Matilde Peralta critica y en lo que también coincide Eva Gil, cofundadora con Carlos Palacios y Uriel Fogué del estudio Elii, en Madrid. Esta oficina de arquitectura recibió hace tres años el galardón JUSTMAD a la creatividad emergente, y es la autora del proyecto House of Would, una originalísima casa seleccionada para los premios Mies van der Rohe Award en 2014. Cuenta Eva Gil que «no es raro que en una obra te llamen chiqui». «O que, por sistema», insiste, «se asuma que soy yo quien escoge los muebles o los colores, y no quien hace el cálculo de las estructuras. La construcción continúa muy masculinizada, y esta sospechosa división de roles te obliga en ocasiones a guardar unas distancias que no deseas». Actualmente Eva Gil compagina su trabajo en Elii con la docencia en universidades españolas y extranjeras. ¿Quién dijo crisis?

Tampoco parece que la mala racha del sector haya hecho mucha mella en el estudio de arquitectura de María Langarita y Víctor Navarro. «Entre otras razones», aclara María, «porque cuando abrimos ya la teníamos la crisis encima. Nacimos y crecimos en ese contexto económico. No hemos conocido otra cosa». Langarita define su trabajo como una arquitectura «muy implicada en los procesos de innovación. Fresca, contemporánea y divertida, donde cada proyecto supone una oportunidad de investigar y explorar límites no convencionales».

Su obra fetiche, la Red Bull Academy en la Nave 15 de Matadero Madrid, supuso el lanzamiento internacional en 2012 de la pareja Langarita Navarro. «Fue una construcción efímera, pero muy excitante e intensa. Construimos una academia de música patrocinada por Red Bull en apenas dos meses, y este proyecto nos permitió aplicar muchos de los diseños e ideas innovadoras que habíamos creado en el estudio. Supuso una experiencia increíble y enriquecedora».

Después se cerraron otros encargos importantes como el de Serrería Belga, en Madrid, y ahora unas viviendas sociales en Barcelona. María es doctora en Arquitectura y profesora de Proyectos en la ETSA de Madrid. Como muchas de sus colegas, contempla el futuro con cautela, pero esperanzada.

Arquitectas en la cumbre

Matilde Peralta. Estudio Matilde Peralta (Madrid)

«Al salir del colegio quise estudiar cine Pero mi padre, muy hábilmente, sugirió que me encaminase hacia la arquitectura. Nunca me he arrepentido de hacerle caso».

María Langarita. Estudio Langarita Navarro (Madrid)

«El gran ego de los arquitectos es un mito. Pero dirigir un proyecto sí requiere un cierto carácter y seguridad en uno mismo».

Eva Gil. Oficina de arquitectura Elii (Madrid)

«En uno de mis primeros trabajos, el que sería mi jefe me espetó: ‘A igualdad de currículos prefiero a un hombre antes que a una mujer’. No supo explicarme por qué».

Benedetta Tagliabue. Estudio Embt (Barcelona y Shanghái)

«Amor y arquitectura forman un buen tándem. El amor lo engloba todo: atracción, diversión, compromiso mutuo por hacer las cosas bien… Enric [miralles] y yo nos divertíamos mucho trabajando juntos».

Victoria Garriga. Estudio Av62 (Barcelona)

«Siempre he tenido que pensar para poner orden a cierto caos interior. En realidad, por eso creo que soy arquitecta. Necesito creer que el mundo tiene estructura… Lo cual no es cierto».

Carme Pinós. Estudio Carme Pinós (Barcelona)

«Cada vez hay más ordenanzas que nos controlan y que, pensadas para vigilar a delincuentes y especuladores, nos limitan».

Belinda Tato. Estudio Ecosistema Urbano (Madrid)

«Aspiro a transformar la realidad y generar condiciones que permitan una mejor calidad de vida a los ciudadanos».

Blanca Lleó. Estudio de Arquitectura Blanca Lleó (Madrid)

«Hay que dejar espacio a los jóvenes. Yo tuve muchas oportunidades: construir una cárcel, crear edificios… Ahora es su momento».

Elsa Urquijo. Estudio Elsa Urquijo Arquitectos (La Coruña)

«Para mí un espacio no tiene sentido hasta que una persona entra en él».

Fuensanta Nieto. Estudio Nieto Sobejano Arquitectos (Madrid y Berlín)

«Falta cultura arquitectónica. Mucha gente tiende a confundir constructores, promotores, ingenieros o arquitectos sin tener una idea clara del papel de cada uno».

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.