Mujeres que merecen una calle en Bizkaia


Mujeres que merecen una calle en Bizkaia

Placa dedicada a Dolores Ibárruri, La Pasionaria.

Placa dedicada a Dolores Ibárruri, La Pasionaria. / Foto: LUIS ÁNGEL GÓMEZ

  • Isla Mujeres invita hoy a los lectores a proponer aquellas mujeres que crean que deben tener un espacio en el nomenclátor

No es que haya menos mujeres ‘importantes’ que hombres. Sucede que estos han copado el espacio público hasta controlarlo casi todo. El 19 de octubre pasado EL CORREO publicó en las páginas de Local que tan sólo 64 calles, plazas, parques o espacios públicos en general tienen de mujer en Bizkaia. Que otro gran puñado recibe algún tipo de denominación femenina, ya sea religiosa o en referencia a algún colectivo. Pero que no hay ni una sola fémina más entre los 6.653 espacios urbanos que, según el Eustat, suman los 112 municipios de la provincia. Si el callejero y sus barrios, puentes, plazas y avenidas son en buena medida el reflejo de la memoria colectiva, el recuerdo de los sucesos capitales, el homenaje a los personajes que han marcado la historia universal y la entrañable historia local, es evidente que ha olvidado, cuando no ignorado, a las mujeres. 64 de carne y hueso en 6.653 vías son una de cada cien. Los datos hablan por sí solos de la clamorosa desproporción existente entre el nomenclátor masculino y femenino y de la discriminación que representa que los personajes ilustres de una localidad sean casi siempre varones.

A mediados de noviembre, la corporación municipal de Ermua aprobó por unanimidad denominar Plaza 8 de Marzo a la plazoleta del lateral del Palacio Marqués de Valdespina, donde se celebran varios de los conciertos juveniles y del programa de las fiestas patronales del municipio, y ‘Paseo de la Igualdad’ al paseo que se dirige desde esta misma plazoleta hasta la estación. En Bilbao, en el último pleno, el alcalde Ibon Areso se comprometió a poner nombres de mujer a las nuevas vías de zonas «como Bolueta o Zorrozaurre» para compensar el desequilibrio en el callejero. Isla Mujeres invita hoy a los lectores a proponer aquellas mujeres, nacidas en Bizkaia o fuera de aquí, que crean que deben tener un espacio público en las calles. Las hay, son muchas y de muy diversa condición. A lo largo de este año y del pasado, esta sección ha recogido la biografía de algunas mujeres destacadas, de modo que estas son las propuestas de Isla Mujeres:

Aurora Jauffret

Bilbao, 1891-1950. Fue una popular y famosa tonadillera. Su nombre artístico, ‘La Goya’, fue imagen de marca de la manzanilla de las bodegas de Sanlúcar Delgado Zuleta (Manzanilla Delgado Zuleta), cuando ella estaba en el apogeo de su éxito artístico, entre 1911 y 1927. Aurora Jauffret recibió una esmerada educación que la diferenciaba de las cupletistas de su época. Vestía hasta los pies dejando enseñar únicamente los brazos en una época dónde otras mostraban ya las pantorrillas. Se puede considerar que no era una artista acomodada a su tiempo, sino todo lo contrario.

María Mestayer de Echagüe, La Parabere

Ilustre nacida en 1877 en la calle Ripa de Bilbao. Eligió el sobrenombre de La Parabere para darse a conocer y firmar sus libros, aunque la verdadera marquesa de Parabere fue una directa antepasada suya por su rama materna. La buena sonoridad del vocablo Parabere en castellano dan lugar a que acaben tratándola como una auténtica noble (la tratan de ‘señora marquesa’ y de ‘charmante marquesa’), papel que por otra parte ella siempre representó con distinción. María Mestayer de Echagüe comenzó a recoger y publicar en libros recetas y procedimientos que ella misma experimentaba. En 1932 vio la luz por primera vez, y desde entonces ha habido más de cuarenta ediciones, ‘La cocina completa’, una gran recopilación gastronómica que ha sido texto de referencia de generaciones de cocineros profesionales y de gourmets.

María Goyri

Si en 1892 le hubieran dicho a María Goyri que, un siglo después, la mayoría del alumnado universitario español sería de sexo femenino, quizá le habría costado un poco creerlo. Nacida en Algorta en 1874 e instalada desde que tenía cinco años en Madrid, María Goyri fue la primera mujer que obtuvo la licenciatura de Filosofía y Letras, en 1896, y el doctorado en 1909, con una tesis sobre el Libro del Conde Lucanor. Es decir, antes de que las normas permitiesen a las mujeres acceder como alumnas a la universidad, cosa que ocurrió en 1910. Sus trabajos a favor de la igualdad de las mujeres (sección propia, titulada ‘Crónicas femeninas’ en la Revista Popular) y de la cultura vasca (‘Aplicación del modelo romancero de análisis a la balada vasca: bereterretxen khantoria’), la han hecho idónea para dar nombre a un premio en la Universidad del País Vasco, el Premio María Goyri a la inclusión de la perspectiva de género en los trabajos de fin del master de Estudios Feministas y de Género. María Goyri tiene una calle en su localidad natal.

Bizenta Mogel Elgezabal

Fue la primera escritora vasca, la primera en traer las fábulas a la literatura vasca y la primera autora de la Literatura Infantil Juvenil vasca. Tradujo y adecuó 50 fábulas de Esopo, les escribió moralejas rimadas y un pequeño glosario con los nombres de los animales que aparecen en su libro, con notas etimológicas y traducción al castellano, como se hacía entonces. «Quería instruir deleitando, siguiendo la influencia neoclásica y dar buenos cuentos con los que disfrutar». En el prólogo de sus ‘Ipui onak’ (1804), los ‘Cuentos buenos’, Bizenta Mogel Elgezabal (Azkoitia, 1872-Bilbao, 1854) se disculpa por atreverse a escribir, cosa que «en absoluto» le atañía dada su condición de mujer, ya que por aquel entonces una chica de 22 años que sabía euskera, castellano y latín, hacía traducciones y había leído a Fredo, Esopo y Virgilio no era algo muy habitual.

Casilda Hernáez Vargas

La donostiarra Casilda Hernáez Vargas (1914-1992) ha pasado a la historia como ‘Casilda, la miliciana’ a pesar de que ella nunca terminó de aceptar ese apelativo y prefería ser considerada como combatiente o revolucionaria. De hecho, la de miliciana no fue sino una de sus facetas, pues también destacó como activa sindicalista, pionera del feminismo y propagandista de una vida en contacto con la naturaleza.

Cecilia G. de Guilarte

Nacida en Tolosa en el seno de una familia obrera emigrada de Burgos, la tolosarra Cecilia G. de Guilarte (1915-1989) fue la primera corresponsal en los frentes del Norte en la Guerra Civil. Siempre escribía sus crónicas en primera persona. Anarquista desde la cuna, esta tolosarra que años después llegó a ser finalista del Premio Planeta, estuvo en las trincheras con tan sólo veinte años. Guilarte cubrió para el periódico de la CNT los frentes de Gipuzkoa, Bizkaia, Santander y Asturias entre 1936 y 1937, ofreciendo una visión de la guerra muy alejada de los tópicos que asignaban a la mujer periodista un rol de mera propagandista.

Concepción Andrés Picado

Conocida como Conchita Montengro, (San Sebastián, 1911-Madrid, 2007) fue una estrella internacional del cine en los años 30 y 40 y la primera española que enamoró a los grandes estudios de Hollywood.

Francisca de Aculodi

A lo largo de la historia del periodismo han sido escasas las ocasiones en que las mujeres han desempeñado una labor reconocida al frente de una publicación periódica. Las huellas más lejanas de una actividad femenina dentro de la Prensa se sitúan en el siglo XVII. La donostiarra Francisca de Aculodi fue la primera mujer en aportar su granito de arena al periodismo al publicar en San Sebastián entre 1687 y 1689 ‘Noticias principales y verdaderas’, una revista quincenal que era una traducción al castellano de un periódico editado en Bruselas en lengua francesa por Pedro de Cleyn, a cuya traducción española se le añadían noticias locales y propias. Eran los comienzos de la prensa local. La gaceta de Aculodi se tiene por el primer periódico impreso en Euskadi, incluía noticias que ella misma redactaba y llegó a conseguir una cierta fama en la sociedad de la época.

Eulalia Abaitua

Quien quiera documentar gráficamente Bizkaia y sus gentes entre finales del siglo XIX y principios del XX necesitará recurrir a la consulta de la obra gráfica de Eulalia Abaitua Allende-Salazar (1853-1943), una bilbaína de familia burguesa criada en Liverpool, felizmente casada y madre de cuatro hijos, que encontró en la fotografía una forma de realización personal. Su legado tiene un valor excepcional y resulta de incontestable interés para entender la realidad de lo que fue el Bilbao y la Bizkaia de su tiempo. Gran parte de su trabajo amateur, más de 2.500 imágenes, se conserva en el Museo Vasco de Bilbao.

Agnès Souret

En 1920, la mujer más hermosa de Francia vivía en la localidad vascofrancesa de Ezpeleta. Después del período de la guerra que conoció Francia, un periodista parisino decidió instituir el 1° concurso nacional de ‘La mujer más guapa de Francia’. Con 114.994 votos, Agnès Souret, 18 años, nacida en Baiona, ganó el concurso. Murió muy joven, con 26 años, tras padecer una apendicitis aguda. Sus restos yacen en el panteón del cementerio de Ezpeleta.

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